The narrator of Optic Nerve is an Argentinian woman whose obsession is art. The story of her life is the story of the paintings, and painters, who matter to her. Her intimate, digressive voice guides us through a gallery of moments that have touched her.
In these pages, El Greco visits the Sistine Chapel and is appalled by Michelangelo’s bodies. The mystery of Rothko’s refusal to finish murals for the Seagram Building in New York is blended with the story of a hospital in which a prostitute walks the halls while the narrator’s husband receives chemotherapy. Alfred de Dreux visits Géricault’s workshop; Gustave Courbet’s devilish seascapes incite viewers “to have sex, or to eat an apple”; Picasso organizes a cruel banquet in Rousseau’s honor . . . All of these fascinating episodes in art history interact with the narrator’s life in Buenos Aires―her family and work; her loves and losses; her infatuations and disappointments. The effect is of a character refracted by environment, composed by the canvases she studies.
Seductive and capricious, Optic Nerve marks the English–language debut of a major Argentinian writer. It is a book that captures, like no other, the mysterious connections between a work of art and the person who perceives it.
Este es un libro singular y fascinante, inclasificable, en el que la vida y el arte se entretejen. Consta de once partes: once partes que son once capítulos de una novela que relata una historia personal y familiar, pero que también pueden leerse como once cuentos, u once incursiones furtivas en la historia de la pintura, u once ensayos narrativos que tratan de desentrañar los misteriosos vínculos entre una obra pictórica y quien la contempla.
En sus páginas el Greco trenza lazos secretos con un paseo por un bosque de secuoyas cercano a San Francisco, la enfermedad y la muerte; el aduanero Rousseau y el banquete que, entre la admiración y la mofa, organizó Picasso en su honor conectan con el miedo a volar... Y aparecen Toulouse-Lautrec deslumbrado por las estampas japonesas; el joven Fujita, que, atrapado por Cézanne, decide irse a París; Augusto Schiavoni, al que acaso una médium ponga en contacto con su gemelo muerto en una sesión de espiritismo en Florencia; la relación de Courbet con el mar... Todo ello actúa como catalizador de las vivencias de la narradora, de las historias de su familia de clase alta, de la evocación de Buenos Aires, de la pasión por el arte, el dolor de la pérdida, la lucha con la enfermedad, la vivencia del paso del tiempo, la banalidad cotidiana, el desasosiego.
Este es un libro que habla de arte con erudición y de la vida con sabiduría. Y lo hace sin grandilocuencia, porque, como decía Cézanne, «lo grandioso acaba por cansar». El sublime resultado nos descubre una voz originalísima, que despliega sus múltiples recursos con sutileza y osadía.